Marguerite con su cachorro, en 1918… Esposa del fotógrafo -y cineasta aficionado- Fernand Bignon, fue centro ocasional y sentido de varios retratos del artista. Entre ambas imágenes han transcurrido cuatro años y, tanto en prensa como en artículos, ya desde 1850 fue constante la crítica desproporcionada hacia el falderillo y la mujer, afirmando que ‘ella’ sustituía de forma antinatural la maternidad por un can en miniatura: Hemos criticado la manía de llevar a los críos casi en cueros en invierno, mientras se tiene gran cuidado de arropar á los falderillos… Y los infelices niños sin madre… Mientras esa plaga de falderillos y ratoneros abominables son alimentados con terrones de azúcar, y se pasan la vida durmiendo sobre la falda de seda de la gran dama, hay en las calles seres descalzos pasando hambre, frío y trabajo…
Del Halda ilustrados 