
Ocurre al final de la guerra, en Oise… En el bosque de Compiègne, en 1940, Jean Marais y sus camaradas escuchan aullar a un perro. Estaba atado a un árbol; abandonado, hambriento, aterrorizado. Nadie se atrevió a acercarse, excepto Jean Marais. Siempre comentó que aquel día entró la suerte en su vida y que, cuando lo soltó, nunca lo volvió a atar. Fue el comienzo de una década de amistad inquebrantable. Muluk (Ángel en árabe) fue el nombre que Jean Cocteau le dio. Su muerte el 28 de octubre de 1949 dejó a Marais inconsolable. Antes, Moulouk actuó en el filme L’Éternel Retour (1943).