Aun siendo esposa de un embajador ruso, no le importaba participar en las fiestas más excéntricas de la sociedad estadounidense de entonces, como las de Stuyvesant Fish, y era consciente de que su bulldog francés, más su aspecto elegante y superficial, le abría la puerta a los certámenes caninos y así a los contactos que Mary Bakhmeteff necesitaba en aquellos atribulados años, antes y después, de la Gran Guerra. En cartas y en el texto El Reino del Terror en Macedonia se asegura que «Madame Bakhmeteff, una mujer estadounidense, esposa del agente ruso en Sofía, comenzó sus actividades humanitarias y económicas, ayudando a 961 refugiados, y sólo en un distrito, en Razlog, se ocupó de 1.500 expulsados, cuando el horror de la situación se intensificó. Los representantes de Gran Bretaña, Austria e Italia llamaron a la Embajada de Rusia y estudiaron los memorandos de esta dama (que ella misma recabó in situ), los remitieron a sus respectivos gobiernos, y el zar Nicolás, al enterarse de los hechos, envió 10.000 rublos a los prófugos que habían escapado de Bulgaria.»