
Jane Welsh llegó a escribir que jamás pensó que su esposo, Thomas Carlyle, quedaría roto de dolor por la pérdida de su maltés Nero. Los problemas respiratorios y el asma crónica lo postraron hasta su muerte, a mediados de enero, en Londres. Nero fue mencionado en cada carta, en biografías y en infinidad de artículos y crónicas al respecto de la familia. Algunas personas consideraron que Thomas cayó de su altura filosófica por derramar lágrimas y mostrarse tan sentimental, pues no era lo apropiado en un ‘Hombre de Razón’. Por el contrario, para Jean su actitud demostró que la verdadera filosofía, por fin, había brotado de su cabeza.