Al hacerse cargo de la empresa familiar, Charles Milton Bell no dudó en realizar retratos sin hacer distinción entre razas, religiones, jerarquías, perros, caballos y lo que llegara a su estudio en Washington desde 1870. Luego, en 1893, fue su esposa Annie Colley quien se encargó de cuidar y legar más de veinte mil negativos en cristal (que recientemente han sido digitalizados). Aquí están, más de cien años después, Barber, Janewey, Kaufman, Marmion, Aboy, Minister, Ogram…