
Todo intentó colocarse en orden en 1950, sin más razón que la utilitaria decoración, y apenas sin conseguirlo: «…El lap-dog permite acentuar lo positivo y consigue opacar lo negativo… Es interesante observar cómo la moda cambiante en los perros ha caminado en paralelo a la «sensación destacable» de cada época. Casi sin excepción, en la pintura, abundaban bestias pequeñas, algo grotescas, de hocico corto y mejillas gruesas, seres caninos que hoy en día serían un dudoso acompañante junto al elegante vestuario de las señoras en Lowndes-Stone. Luego se creó al pequeño spaniel y, más tarde, en el s.XVIII, llegó el papillón, que compartió honores con las plumas de avestruz. En la época victoriana y siguientes se tendió a estilizar, y asomaron el collie, el san bernardo o el galgo de pelo largo, que resumían una fortaleza y autonomía. Pero el collie era un perro pastor, por lo que no duró mucho en el acogedor pedestal doméstico femenino. Se requería algo más manejable para la chica Gaiety, por lo que el Pomerano, con su apariencia leve y vinculado al concepto femenino más delicado, se puso de moda en la época eduardiana… Durante la Primera Guerra Mundial desapareció el teckel, o perro salchicha, dio paso a una legión de razas durante breves períodos; fox terriers, Airedales, caniches… Louise Glaum, Olga Petrova y más tarde Gloria Swanson se deslizaron juntos por la pantalla… Los pequineses y las cejas de Anna May Wong recordaban el atractivo fatalista de Oriente…»