Fue un Jack Russell terrier el que acompaño a Jack London en sus viajes, crisis, aventuras y mundos solitarios, y raza adorable que aquí acompaña a la gran Sarah Bernhardt en el momento más complicado de su vida durante su retiro en Belle-ile-en-Mer. Desde allí, desde su gran mansión, se podía ver la inquietante «Roca del perro» (Le Rocher du Chien), la misma que pintaron Claude Monet y John Peter Russell. Ya había recibido la Legión de Honor, llevaba un tiempo alejada de los escenarios, estaban en plena Gran Guerra, incursionaba en el cine mudo, y una lesión que arrastraba desde hacía diez años desembocó en la amputación de su pierna derecha. La terrier, como era habitual en su vida, fue su gran aliada durante un largo año. Luego, avanzado 1915, volvería a los escenarios en apoyo a los soldados, enfermeras, viudas y huérfanos que iba dejando aquella guerra.
Una respuesta a “En lo bueno, en lo malo y en lo peor”