
Un espectáculo para Perros de Artista se organizó en 1923 desde l’Association des Cecictaires de Théâtres et Concerts de Paris. Se reunieron en el l’Alcazar d’Eté en beneficio de un fondo de pensiones para actores y de una sociedad protectora de animales. Participaban estrellas de teatro, cine y música. El jurado estuvo conformado, entre otros, por la escritora Colette o por el domador Marcel, y Los Fratellini, maestros indiscutibles de la risa… Y así llegaron Rita y Dora, de la mano o instrucciones del entrenador Fauvet, quien, en nombre de la organización, ofrecía mil francos a cualquier acróbata que realizara el mismo número, con los mismos riesgos, que las perrillas habían representado. Para registrarse, participar y ganar debían abonar quince francos, y se inscribieron cientos de personas. Con anterioridad, en 1912, Fauvet ya había presentado a Rita & Dora durante una semana de cine, que era inciativa de L’Américan-Bio-Cinéma (que realizaban sus jornadas en el teatro La Rochelle). Fueron muy estimadas por el trabajo de equilibrio y vestuario durante aquella maratoniana exhibición de «películas de arte cinematográfico». La única diferencia es que Fauvet se presentaba por entonces como The Franlix y sus perras prodigiosas, siendo los Franlix una familia italiana especializada en malabarismo cómico y también en equilibrismo, ya desde 1850. Es bastante dudoso que diez años después las dos mestizas de terrier pudieran actuar de la misma manera arriesgada e insuperable… Así que es probable que volviera a ocurrir lo mismo que vivió la pequeña, frágil y atormentada Rosie.