Se llamaba Mutt

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Su oficio fue trasladar cartones de cigarrillos entre trincheras no comunicadas, o llegar a efectivos que quedaran aislados en el frente durante aquella Gran Guerra. Lo entrenó el YMCA (Young Men’s Christian Associations) de la misma manera que a un perro contrabandista, y actuó poderosamente en 1918 en Francia, en la zona próxima a Fismes. Era un pequeño y fornido bulldog francés, o pug, tenaz, de carrera rápida y certera, buen olfato, estable y al que los soldados hacían ‘fiestas’ cada vez que aparecía. De regreso podía transportar cualquier cosa de un peso específico, y era igualmente eficaz. Trabajaba tanto de noche como de día, se acomodaba en cualquier oquedad, comía lo justo, y en los ratos libres, o de descanso, mataba topillos y ratas, manteniendo la higiene y seguridad cotidiana de la tropa. Esta raza, en aquellos años, podía ser donada por la ciudadanía en apoyo a los soldados, o podía ser requisada sin que existiera o mediara súplica alguna que consiguiera liberarlo o eximirle de la misión.


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