Desmond y todo lo demás

Desmond Morris y Sarah Kennedy publicitan para la BBC su lugar de acogida Animal Country, en Norfolk, en 1992

Para el zoólogo Desmond Morris y su colaboradora Sarah Kennedy «…el apego por la mascota pequeña en la mujer podía deberse a una similitud con el bebé…, formas redondeadas, suaves, ojos grandes y saltones y voces atipladas…» Y podría alguien preguntarse ¿y porqué no un monito o un gato de angora esponjado, más sedosos a veces y menos angulosos que un perro? No se sabe qué podría responder en la actualidad la actriz Lilian Russell a Morris, pero seguro que algo como “¡…Hay que recordar de vez en cuando que el hombre es un parásito que triunfó…!” Anterior a este supuesto de Desmond, el falderillo fue el sustituto de la muñeca perdida en la niñez desaparecida, era como el esponjoso peluche que escoltaba a mujeres que no terminaban de madurar, otra teoría casi paralela con la que también podría reprocharse una inmadurez a los coleccionistas de trenes, trenecitos, aviones, avioncitos, barajitas, coches de latón, soldaditos de plomo…, en los que, por cierto, se invertían considerables fortunas que muy bien pudieron dedicar a los niños necesitados. (en Perrillos del Halda)


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