
«Cada vez se confían más papeles importantes a los perros, tanto en el teatro como en la cinematografía; incluso algunos fueron protagonistas absolutos. En A dog’s life (Vida de perro) los espectadores ignoraron la tristeza que esta película le ocasionó a Chaplin. Ya había terminado las tres cuartas partes de la cinta cuando el desafortunado compañero de cuatro patas de Charlot murió repentinamente. El artista experimentó un doble dolor; inicialmente estuvo muy apegado al animal, cuya desaparición supuso una gravísima pérdida de dinero y tiempo. Debieron empezar toda la película de nuevo con otro can. Encontrar aquel perro fue un triunfo, pero la pérdida de su querido primer ‘compañero’ le había costado a Charlot la friolera suma de sesenta mil dólares en 1918. (en L’Éleveur, 1925). Se refiere el artículo a Mutt, un terrier que realizó el papel de Scraps, junto a Chaplin. Y no olvidar nunca que, en las primeras empresas de la cinematografía, los actores y actrices hacían de todo, como en el teatro o en el circo, afrontaban papeles de hombre o de mujer, de perro, de osos, de pordioseros, realizaban los decorados, el vestuario, y hasta vendían las entradas. En Inglaterra, al inicio de la carrera de Charles Chaplin, en sus trabajos de vodevil, el primer papel que se le ofreció, y oportunidad, fue el de gato, es posible que para la compañía Karnu en la obra The wow wows.
Fragmento de A dogs life