
Acaso era un terrier escocés (o un skye terrier) que acompañó a a la Reina Victoria desde 1839 hasta aproximadamente 1844. El dibujo en carboncillo, que se conserva, pertenecía a Lucy Dawson, y la escultura en bronce que todavía pervive fue situada en George Street. Los expertos dicen que el terrier está en postura de pedir limosna, pero en realidad tiene el movimiento y el gesto de «…Es imposible que me digas que no», algo que muchos confunden muy erradamente con una súplica canina. O acaso era su forma de colocar la mirada para estar más cerca de los ojos de la reina. Como sea que fuera, vivió unos intensos cinco años hasta que una reyerta con un gato acabó con su existencia (en los jardines reales).
