
Dicen que sus miniaturas caninas eran de un arrebatado color rojo fuego, así que pueden ser pinscher o más bien son ratoneros de Praga, como los de Eupheme Muraton. En realidad, Nita Naldi se llamaba Anita, era hija de un diplomático italiano, y fue considerada como la ‘femme fatal’ por excelencia de los años 20 (s.XX). Las noticias en 1933 no eran amables, se referían a ella como la anciana Vamp, o la ex-vamp, la princesa de Chabran o la compañera y confidente de Rodolfo Valentino. Insistían en que la actriz, alejada de la pantalla por sobrepeso, no se resignaba a abandonar el cine por completo. «Ahora escribe críticas de películas bajo su nombre de casada, Nita Searles Barclay.» En definitiva, ella fue el juguete de los acontecimientos y el centro de muchas casualidades.