
A París llegaba por primera vez (decían), en 1925, una compañía española para representar una fantasía lírica en 2 actos y 24 escenas, ambientada en 1800, con el título A la cigale. Las artistas tenían la intención de que el público apreciara el arte popular y querían mejorar el concepto sobre su país, además de limar asperezas napoleónicas…, acaso. Destacaron con Paisaje de Asturias, un pintoresco dúo campesino, y El encierro, dramatizado al estilo cinematográfico, «…mitad teatro, danza, canto y mímica», con el arte único y las mil seducciones de Rosalita Calzado (que comenzó su carrera junto a su hermana Paz Calzado). Parte de la compañía reunía a Montserrat Viladoms, Mercedes Soler, Sara López, Liana Orell, Luisa de Tormes, Flora de los Monteros, María Manzanares, María Wieden… Era 1925, y en París las denominaban las excelsas «Flores y mujeres de España». Pero en 1910 ya Rosalita era una artista consagrada en permanente “tournee’, y también había realizado un viaje alrededor del mundo que duró más de quince años, acompañada de su doguillo, aquí retratado a la manera francesa de los loulou o falderillos.