Otro pasado

Infanta Juana de Austria (detalle), con una especie de perro ratonero, necesario para mantener a raya a los animalillos invasores, y raza muy estimada por ser extremadamente sensible a cualquier ruido, y más cuando aquellos ropajes espesos, y hasta el suelo, favorecían que cualquier insecto o roedor se convirtiera en un intruso muy incómodo y hasta peligroso. Por esa razón, entre otras, era el perfecto guardián de las damas, y un muy eficaz calefactor en los inviernos,

.«En Madrid. Real monasterio de clarisas coletinas de Ntra. Sra. de la Visitación (Descalzas Reales). Retrato y detalle (perrillo entre sus manos) de su fundadora, la infanta Juana de Austria (1535-1573), hija menor del emperador Carlos V y de Isabel de Portugal. Tras enviudar del heredero de este último país, don Juan Manuel, y a los pocos días de nacer su hijo, don Sebastián (futuro rey de Portugal), volvió a Madrid. El motivo era hacerse cargo de la regencia de España, pues su padre Carlos V tenía intención de abdicar y su hermano y sucesor al trono, Felipe, se encontraba en los Países Bajos e Inglaterra, por su boda con la reina María Tudor. Su regencia transcurrió entre 1154 y 1559, cuando Felipe II volvió definitivamente a España. Por recomendación de su confesor y primo segundo, Francisco de Borja, Juana fundó en 1557 el monasterio madrileño, en el palacio donde ella había nacido, y que fue propiedad del judeoconverso Alonso Gutiérrez de la Cavallería (personaje clave en las finanzas y política de los reinados de los RR. Católicos y Carlos V). Al no ser posible plasmar la primera intención de Juana de formar la rama femenina de la Compañía de Jesús, el duque de Gandía (Francisco de Borja) envió desde el convento de Santa Clara de esta localidad valenciana una comunidad de monjas franciscanas descalzas…» (Fotografiado, descrito y enviado por el arqueólogo y editor Manuel Retuerce Velasco)


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