La inmensa fotógrafa, periodista y corresponsal de guerra Thérèse Bonney, mostró en la exposición Sous-Alimentation durant l’occupation allemande et ses conséquences pathologiques, en la sede de la Radio Francesa (Campos Elíseos) en 1945, el látigo con el que fotografió una parte de Europa para agilizar las medidas urgentes y necesarias que requería la población infantil, plasmando la desnutrición y sus consecuencias en cada una de sus instantáneas. Preparó un libro que nadie se atrevió a editar por su crudeza, y lo autoeditó en Nueva York con el título Europe’s Children, enfants d’Europe (1939- 1943), para lanzar otro chasquido más a la cabeza de quienes no reaccionaban con suficiente premura. Es cierto que se hizo famosa su fotografía de la vaca pastando tranquilamente frente a una batería de tanques, y que era minuciosa en su trabajo, recuperado desde el archivo del Smithsonian, aunque se centra, en especial, en un pacífico mundo objetual que presenta ese interior cómodo del ser humano; sus lámparas, sus sillas de diseño, sus jardines, sus esculturas, y sus cocinas, sus mesas, platos y comedores…
Del Halda ilustrados 