
“…Soy un hombre tranquilo que habría querido ser escritor o pintor. Pero escribo con dificultad para un resultado que me gusta poco…. No soy muy sensible a los colores y sólo la pintura figurativa me interesa a condición de que la escena que representa me guste. He escrito sin embargo, en mi juventud, un libro compuesto de poemas, de ensayos, de cuentos que jamás he publicado…. Lo había titulado Un perro andaluz… Pero Dalí me convenció que el título convendría mejor a mi primera película porque en ella no había nada andaluz y porque ni había perro alguno.» (Luis Buñuel, extraído del texto que pensaba que podría servir para conformar sus memorias, Pesimismo, en 1980)

Queda otro misterio, además del de Buñuel sin perro andaluz, y es el perro dormido de Dalí (1954) y de título larguísimo. «Pues sí, como muy a menudo en Dali, hay una imagen doble, una clave para quien entienda. El Martirio de San Cucufat es la clave del enigma… ahí encontramos al mismo perro dormido, en la pintura realizada entre 1504 y 1507, a tempera sobre madera, que se encuentra hoy en el Museo de Arte de Cataluña. Fue pintado por el renacentista Ayne Bru» (He perdido la autoría de la reflexión. Mil disculpas.)
