Desde Perrillos del Halda es posible narrar un segmento de la historia humana, centrado en el arte que ocupa la escena.
Ellas, las actrices en particular, y otros seres vinculados a la actuación, avanzaron día a día y organizaron un delicado sistema de supervivencia, y de apoyo, junto a un minúsculo, criticado y despreciado ser, un perrillo de escasa dimensión, de ladrido agudo y de andar minimalista al que apodaron falderillo -o del halda-.
Fue un compañero de la vida, del trabajo, de las emociones, y su aportación pasó desapercibida o, con más crueldad, se la estimó anecdótica… Por razones varias quedó oculta su valiosa presencia durante casi cien años…, dejando un rastro fugaz, ahora rescatado.
(K. Taylhardat, con la generosa ayuda, para este blog, de Alfonso Meléndez, Débora Múgica, Jota Pego, Jesús Cuadrado y Micharmut – Juan Bosch -)

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