
Es simbólica y crítica la novela de Colette, Dialogues de Bêtes (Diálogos de animales, 1904), con veloces y vivos diálogos entre la gata Kiki-le-Doucette y el perro Toby-Chien… Colette tuvo, durante una etapa de su vida, al bulldog francés Toby, con el que tanto se retrató, su eterno confidente, quien la acompañó en su retiro en Les Monts-Boucons, hacia 1902. Tras la muerte de Kiki, esta novela liberó a la autora del dolor por la pérdida y, casualmente, le aportó la tranquilidad económica necesaria para afrontar su futuro literario.
