Aunque Goulue, de nombre real Louise Weber (1866-1929), de padres alsacianos de origen judío, con vida autónoma en el París de finales del siglo XIX, era lavandera de día, modelo de fotógrafos y pintores y luego, el resto del tiempo, bailarina. «Debido a su apetito por vivir la vida al máximo, se le aconsejó tomar el seudónimo de La Goulue. Fue contratada en el Moulin Rouge en 1889, donde triunfó con su particular Cancan. Encargado de promocionar el lugar, el pintor Toulouse-Lautrec la inmortalizó en sus retratos y carteles.» Lo misterioso, además de posar con ‘aquel’ perro del que nada más se supo, fue su dedicación repentina como domadora de felinos. Abandonó los escenarios de Montmartre, compró leones, jaulas, trajes, y comenzó su peregrinar de feria en feria y de circo en circo hacia 1904. «Su vida decae a continuación. Acoge animales de circo viejos y enfermos, y muchos perros y gatos para darles casa y comida. En ocasiones se acercaba a la entrada del Moulin Rouge, donde actuaba Mistinguett, para vender cacahuetes, cigarrillos y cerillas. Domiciliada en Saint-Ouen, viviendo en un remolque, murió en la pobreza el 29 de enero de 1929.» (Jean Provencher). Delphine Grandsart recibió el premio a la mejor intérprete femenina en los Musical Comedy Trophies, 2018, al interpretar una versión reflexiva de la vida de ‘La Goulue’.
Perrillos del Halda ilustrados 