
«Ginette Maddie tiene un gran amor, que no oculta. Se lo profesa a su hermoso perro San Bernardo, que la sigue a todas partes, como un falderillo y que siempre está dispuesto a defender a su ama de los entusiasmos violentos que despierta en sus admiradores. Este perro ha aparecido en varias películas con la artista y, a pesar de que siempre obtuvo éxitos muy merecidos, nunca se le ocurrió pedir a su señora y amiga un aumento de sala rio o de ración de comida.» (en La Unión ilustrada, 1923). En cierto sentido, los críticos de cine se referían a los perros en la pantalla, fueran grandes, medianos o diminutos, como seres a los que no se contemplaba con bastante respeto. Este San Bernardo al que se refiere el cronista era muy solicitado, nadie le molestaba, tenía su comida y su descanso, y muchas obligaciones promocionales, como cualquier otro actor. Era el perro personal de la actriz francesa Ginette Maddie (1898-1980), en este caso para el filme Le diamant noir (André Hugon, 1922). La actriz aparecerá en numerosas fotografías con su pomerano, y fue portada con falderillo en Cinemagazine, en 1929, ya entrando el cine sonoro con motivo de la promoción del filme Au Bohneur des Dames (Julien Duvivier), desde la novela homónima de Zola.