
«Mirándote a ti, sin mí».
La delicadeza es un mundo de mirada plena, de mensaje etéreo que avisa desde el color; hay una textura sin relieve ni horizonte que contiene el volumen y que guarda el conocimiento de un sueño -nada etéreo- que existe y se hace realidad en cuanto el arte de Lucía es mirado. Porque palpita.
