
No es el teléfono público, ni el gran caniche, sino el precio del kilo de bistec que se ofertaba en los años de 1955 a 1960, lo que aquí trasciende. Siempre es ‘lo de atrás’ lo primero que captura y narra Vivian, lo aísla, y luego centra al aparente sujeto principal, casi irreal, como desconectado… Inquieto, con desánimo, espera ese enorme caniche. Es al fondo, en la parte trasera del mundo, que el negocio anuncia que a un dólar con 99 se vende la libra de beef tenderloi (o lomo de ternera), en Chicago, en la famosa Rosh Street, una prestigiosa carnicería ya desde 1857.
